Vivimos en un mundo que cada vez está más corrompido y ante esta realidad podemos tener dos actitudes: 1. Apartarnos de T O D O lo que consideramos impuro y muchas veces llevar esta actitud al extremo de aislarnos no solo de los lugares y acciones sino también de personas que consideramos totalmente pecaminosas. 2. Y la segunda actitud es reconocer aquello que realmente ha sido corrompido por el pecado y santificarlo. En Tito 1:15 dice "Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas." Estas palabras del Apóstol Pablo me han hecho reflexionar mucho sobre nuestro llamado a santificar las cosas corrompidas de este mundo. No es que éste sea trabajo nuestro, pues sabemos que cuando Jesús regrese santificará por completo a la creación y todo lo que en ella hay, pero sí, que mientras vivamos en medio de este mundo podemos ...
Decidida a obedecer la palabra de Dios; en su vida, matrimonio y crianza de sus hijas❣️