Como padres cristianos no queremos que nuestros hijos pequen. Deseamos en el fondo de nuestro corazón que conozcan a Dios y se rindan a su voluntad. Por lo que estamos muy pendientes de corregir en ellos las conductas que vemos y creemos que son pecados. En uno de mis escritos recientes hablaba sobre lo importante de la reprensión oportuna hacia los hijos y resaltaba dos grandes principios, el primero: no reprender oportunamente a los hijos es un pecado delante de Dios, segundo: la falta de reprensión oportuna trae consecuencias a nivel personal, familiar y social. Entonces, debemos conocer realmente qué es pecado y qué no lo es. La Biblia, que es la máxima en cuanto a lo bueno y a lo malo, nos dice que pecado es todo aquello que a Dios no le agrada y te aparta de su presencia. Es la violación de aquello que la gloria de Dios exige, y por lo tanto, en su esencia misma es lo que se opone a Dios. Entonces, esencialmente el pecado está dirigido contra Dios. Muchas veces como padre
Decidida a obedecer la palabra de Dios; en su vida, matrimonio y crianza de sus hijas❣️