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¡Soy guía, no dictador!

¿Cómo saber que lo estoy haciendob bien? ¿Cómo no ser tan controladora? ¿Cómo dejar que viva su niñez siendo niña? Fueron preguntas que vinieron a mi mente una mañana mientras intentaba “controlar” la forma de jugar de mi hija de tres años. ¿No les ha pasado? En ocasiones creemos que sabemos la mejor forma en que ellos pueden jugar y divertirse. Dejamos a un lado la verdad de que ellos deben ser los que exploren y así aprendan a desarrollar su propia personalidad y razonamiento.

Pues así me sentí luego que mi esposo muy sabiamente me dijera “si sigues intentando controlar todo lo que ella hace, vas a ocasionar una fractura en tu relación con ella”. Wooww eso me provocó un choque enorme y fue entonces cuando vino a mi mente la palabra de Dios, “no provoques a tu hija”.

La verdad es que siempre deseamos lo mejor para nuestros hijos, pero controlar todo lo que ellos hacen no nos hace mejores padres.

La corrección debe estar; por supuesto, pero recordemos que somos guías no dictadores en la vida de nuestros pequeños, es decir, estamos para enseñarles las consecuencias de los actos, no para obligarlos a que se comporten como deseamos, a dirigirles sabiamente a tomar la mejor decisión, no para reprimir sus deseos de hacer las cosas.

Demostrarles a nuestros hijos que estamos allí para que nos consulten lo que ellos desean hacer, les enseñará que en sus padres se puede confiar y será un hábito que permanecerá hasta la adultez. No pretendamos hacerlos dependientes de nosotros, enseñémosles que se pueden equivocar pero que con nosotros pueden contar para tomar una mejor decisión.

Padres, no hagan enojar a sus hijos con la forma en que los tratan. Más bien, críenlos con la disciplina e instrucción que proviene del Señor. Efesios 6:4

Por Omarlis de Tapisquen
 

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