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¡Ya no se trata de mí!

Una noche en casa me encontraba sola, con mis dos hermosas pero estresantes hijas (igual las amo, y creo que aún mas cada día), era uno de esos días de llegar del empleo y solo querer sentarte en el sillón a ver la TV, leer tu libro preferido, escuchar música y hacer tu lectura de la Biblia. Pues eso mismo era lo que deseaba hacer, pero mi realidad en casa era otra, estaba la bebé hambrienta y con sueño, mi primogénita con hambre y la energía a millón, platos sucios, pañales que lavar, jarras vacías que llenar, y allí me encontraba yo, amamantando y tratando de dormir a mi luna mientras lidiaba con la energía de mi sol (así las llamamos en casa), y esto solo para empezar con el cuido de la casa.

¡Por fin! Lunita se logró dormir, y comienza mi tarde-noche, hacer la cena para mi solecito, lavar los platos, darle un baño a sol mientras lavo los pañales, lograr darme un baño en donde por lo menos pude lavar mi cabello, todo esto mientras mi cuerpo gritaba “low battery”.

¡Oh no! Sol ha despertado a su hermana con lo que ella llama “huracán de besos” así se hace llamar ella (sonrisas), pues a parar todo lo que estaba haciendo ya que luna es muy demandante (sí que lo es, el escandalo se puede escuchar a cuadras de distancia).

Y allí otra vez me encontraba yo, tratando de calmar a la bebé y dormir a la niña, agotada en extremo, con dolor de espalda y no se quitaba de mi mente mi deseo de "mi tiempo" y fue donde vino a mi mente el pensamiento familia el regalo que Dios me ha dado, la bendición que ellas significan en mi vida y comprendí que simplemente ya no se trata de mí.
*Se trata de formar vidas,
*Se trata de prepararlas para la vida,
*Se trata de que ellas puedan ver en mí el amor sacrificial por ellas.

Así pude descansar de la forma especial que Dios había preparado para mí esa noche, con mi bebé sobre mí, acariciando mi seno con su suave boquita y mi energía pura recargando batería a mi lado, así deseo terminar mis noches con mis hijas, ellas pegaditas de mí sabiendo que aun a pesar de los errores en medio de su crianza me tendrán allí para ellas siempre.

He aquí, herencia de Jehová son los hijos;
Cosa de estima el fruto del vientre.
Como saetas en mano del valiente,
Así son los hijos habidos en la juventud.
Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos;
No será avergonzado
Cuando hablare con los enemigos en la puerta.
Salmo 127:3-5

Por Omarlis de Tapisquen

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