Ir al contenido principal

Consejos para no irritar a mi hijo III. Serie Efesios 6:4 IV Parte

Estudio de Efesios 6:4

Consejos para no provocara ira a nuestros hijos III.

Hoy les compartiré los últimos consejitos que tengo hasta ahora, para ayudarnos en el primer punto de esta serie, ¿cómo no hacer de mi hij@ un malcriado pero tampoco un niñ@ lleno de odio?


  • Debemos hacerles conocer nuestras expectativas y reglas y también qué sucederá en caso de no cumplirlas. Puede ser una experiencia alarmante y frustrante para nuestros pequeños ignorar lo que sus padres esperan de ellos e igualmente sucede si se les aplica un castigo o corrección que no se esperaban. Cuando esto ocurre, no tendrán certeza de que hacen lo que es debido, o lo que es incorrecto. Nuestros pequeños no pueden leer nuestras mentes. Los límites y consecuencias deben estar claramente delineados y expuestos a ellos y por supuesto asegurarnos que los hayan entendido, pues esto les ayudará a escoger entre lo bueno y lo malo. La ausencia de los mismos promueve la inseguridad, la frustración, la hostilidad y el resentimiento. 

  • Debemos reconocer nuestros errores, pedirles perdón cuando les hemos fallado, y procurar una reconciliación. No seamos padres que se muestren perfectos a sus hij@s, reconozcamos delante de ellos cuando fallemos en la corrección aplicada o en el trato dado; no seremos menos padres si lo hacemos. Mi hija de tres años sabe que el paso siguiente luego de haber hecho algo en lo que desobedece a papá o a mamá es pedir perdón y no volver a hacerlo, un día hizo algo que no debía y mi regaño fue muy brusco y con lágrimas en sus ojos me decía “mamá pídeme perdón porque eso que me hiciste me hizo doler mucho el corazón” realmente reconocí ante ella que actué de mala manera, le pedí perdón y al abrazarla le dije “hija, mamá no es perfecta, pero pondré todo mi esfuerzo en no volver a tratarte de esa forma”.

  • Debemos facilitarles el acercamiento cuando tengan problemas, dificultades y preocupaciones. Aprendamos a escuchar a nuestros hij@s cuando deseen hablar. En lo posible estemos a su disposición. Démosles total atención a menos que esto sea imposible. Evitemos adivinar lo que piensan, interrumpirles o criticarles. Tratemos de interesarnos de verdad en lo que a ellos les gusta. Ellos se dan cuenta si realmente los escuchamos o no. Si no les damos total atención o si a menudo los ignoramos cuando desean hablarnos, pronto dejarán de intentarlo. Ellos interpretarán que no tenemos interés en ellos. Esto es devastador para nuestra relación con nuestros pequeños, pero lo más serio es que esta situación nos impedirá cumplir las metas que Dios nos ha dado como madres y padres.

No provocar la ira de nuestros hijos no significa que jamás haremos actos que les podrían molestar, desagradar o hacer que se enojen. No significa que nunca debemos negarles cosas o dejar de darles algo que desean ansiosamente, no provocar a ira a nuestros pequeños es tener la actitud correcta al corregirles.





Por Omarlis de Tapisquen

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Qué estás haciendo con los sueños de tus hijos?

Algo que sin duda tienen nuestros hijos son sueños, algunos más raros que otros, unos más realizables que otros, unos más serios que otros, pero todos sueñan con ser o lograr algo. Recientemente vi una película llamada vuela alto, y en resumidas cuentas trata de un muchacho que desde niño creyó que podía participar en las olimpiadas, y nunca se dio por vencido, tuvo a su lado un padre incrédulo, a pesar de que siempre estuvo allí, y una madre que no dejó de creer en él – aunque no era el mejor – y esto me hizo hacerme esta pregunta ¿qué estoy haciendo con los sueños de mis hijas? Los padres somos responsables de estas pequeñas vidas que se nos han prestado, y no solo debemos cuidar su bien físico, también debemos velar por sus mentes, corazón y espíritu. Entonces ¿cómo cuidamos los sueños de nuestros hijos? Debemos cuidar como nos referimos a los sueños de nuestros hijos . Muchas veces como padres, ya adultos y con un gran camino recorrido, sabemos que hay sueños que nuestros

No Soy suficiente… ...Sin Cristo en mí

Esta es una verdad que debo recordarme a diario (es muy fácil creer que puedo con todo). Este mundo nos dice «Sí mamá, eres una guerrera» «puedes con eso y más» «eres una mujer valiente y empoderada» «puedes hacer lo que sea» y muchas cosas parecidas, y caemos en esa trampa del enemigo al prestar nuestros oídos, sí, ¡es una trampa! Porque detrás de estas frases tan alentadoras se encuentra una sola verdad «Soy suficiente, no necesito de Cristo para esto, yo puedo sola» entonces comenzamos -muchas veces sin analizarlo profundamente- a creer más en nuestras fuerzas que en lo que Jesús puede y desea hacer en y por medio de nosotras. ¡ El Evangelio es suficiente! Y yo puedo ser una mujer, una esposa, una madre, una sierva suficiente por medio del trabajo de Cristo en mi vida a través de su evangelio. Esta es una verdad alentadora y retadora para la mujer de hoy en día que desea vivir; agradando a aquel que le ha llamado y escogido para él, en medio de un mundo lleno de satisfacc

¿Que voz estas escuchando?

Estás en casa, el sonido del televisor, los niños jugueteando, la música de los vecinos al fondo. Sales a la calle, cada joven con una corneta y una música diferente, cada local comercial con su propia música y una más alta que la otra, las unidades de transporte con la música a todo volumen; se hace imposible escuchar tus propios pensamientos. ¿No te pasa que muchas veces quieres escuchar el silencio por un momento? Es una realidad, siempre estamos escuchando algo o a alguien. Debido a que siempre estamos expuestos a sonidos, es muy difícil saber que escuchar; hay tantas voces a nuestro alrededor que se puede volver imposible saber cuál es la correcta y seguirla. Estas voces luchan por ser escuchadas. Tenemos la voz de nuestro yo. Esta es la voz que desde hace muchos años está deseando y luchando por salir a flote y en estos tiempos se ha hecho más audible. Es la voz por la que muchas mujeres han peleado por años. Y es que merecemos ser escuchadas ¿no? Tenemos buenas ideas, tenem