De pronto un día te encuentras revisando las RRSS de tus amistades del liceo, de la universidad, del trabajo y ves que muchas viajan por el mundo, emprenden negocios fructíferos, se han mudado de ciudad hasta de país y tienen una vida totalmente diferente, pero raramente se han casado y aún más raro han tenido hijos. Luego volteas la cámara hacia tu lado y te ves con un matrimonio de varios años, dos hijas bellas y tremendas –sonrisas- entonces surgen las preguntas ¿Qué sería de mí si hubiese aceptado aquel trabajo? ¿Qué pasaría conmigo ahorita si hubiese decidido no casarme? ¿Y si no tuviera hij@s, que estaría haciendo con mi vida?
Pues yo me respondo hoy esas preguntas con una palabra tan hermosa que siempre recuerdo de un ser que me ama, me conoce y siempre ha tenido el control de mi vida “No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta. Ro. 12:2 NTV”
No quiero decir con esto que está mal hacer viajes o buscar el mejoramiento profesional cada cosa tiene su mérito a la verdad, pero esto no es el objetivo principal para el cual el ser humano fue creado en un principio, así como tampoco el estar apartado de la presencia de Dios. Como el pecado nos ha apartado de Dios en la relación espiritual también ha afectado nuestra forma de concebir la creación del hombre y la mujer en la tierra.
Lo primero que Dios hizo al crear a Adán fue buscarle una pareja, pues “no es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda idónea para él”, es decir lo unió en matrimonio; lo segundo fue dejarles en claro cuál sería su papel en la tierra que Él les había dado “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra” estas palabras están relacionadas con el tener muchos hijos.
Hoy en día la juventud no piensa en formar familia, para ellos lo más importante o la realización personal, como lo llaman, es ser el mejor profesional, obtener las mejores cosas para estar en confort, conocer y experimentar nuevas emociones, después si queda tiempo se puede pensar en el matrimonio y cuando tenga como treinta y cinco ver si queda chance de tener un hij@ por lo menos, pues dos es como mucho –es lo que muchos piensan-.
Les puedo contar que mi vida como esposa y como madre ha sido hermosa, ¡si, claro! Ha tenido sus altos, sus bajos y sus bajísimos. Así como hay días donde me siento la mamá más feliz del mundo, también están sus días donde me siento la peor mama del universo. Pero ha sido cumpliendo el mayor propósito por el cual Dios creo al hombre y la mujer – después de adorarle a Él- y esto me hace sentir y ser muy feliz.
Mamita, si alguna vez sientes que has dejado de vivir experiencias extraordinarias por el hecho de ser madre «tan temprano» pues recuerda como ha estado tu vida desde que decidiste ser mamá.
Llena de alegrías garrafales, llantos incontrolables, imaginación que te ha llevado hasta la luna, mini infartos con cada nuevo pasito de tu bebé, logros de ellos que son como tuyos, aprendizajes, esperanzas, ilusiones, fuerzas nuevas, invenciones y detalles, de flores y juguetes.
El viajar, el emprender, no está mal, pero el ser esposa y mamá –uff- está mucho mejor.
Por Omarlis de Tapisquen
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