El juego preferido de mi hija mayor con su primo es el de «la familia». Consiste en que él la llama esposa, ella lo llama esposo y los peluches se convierten en sus hijos. Es sorprendentemente divertido verlos tratarse entre ellos y también regañar y enseñar a «sus hijos» tal cual lo ven en sus padres.
Y es que nosotros como matrimonio somos el primer modelo de relaciones que nuestros hijos verán. Dependerá en gran manera de nosotros como se desarrollarán nuestros hijos en sus relaciones familiares, personales y sociales.
Juguemos a ser de ejemplo!
En muchas ocasiones creemos que solo influirá cómo los tratamos directamente a ellos (esto será tema de otra publicación) pero como tratamos a nuestro esposo(a), familiares, amigos y vecinos es de mucha influencia en la formación de su carácter.
A veces - sin saber - nos convertimos en unos padres «fariseos» (Mt. 23:1-4)
Reiteradas veces me encuentro pidiendo de Anna algo que ni yo misma logro controlar.
Para mí es una lucha el no contradecir a mi esposo en las cosas que me dice, por ejemplo, él me dice esposa anda date un baño antes que la bebé se despierte, y tan fácil que se ve ir y hacerlo, pero mi respuesta es en un momento esposo, cuando decido ir ¿qué creen que sucede? Si, la bebé se despierta.
Y puedo notar esa misma «terquedad» en mi hija mayor al pedirle hacer alguna cosa en específico.
Entonces, nos encontramos como los fariseos y escribas de la época de Jesús, exigiéndoles a nuestros hijos comportamientos que nosotros mismos no estamos dispuestos a erradicar de nuestra vida.
- Padres que exigen respeto de sus hijos, pero son irrespetuosos en el trato con su cónyuge.
- Padres que exigen cero gritos a sus hijos, pero entre ellos suelen tener discusiones subidas de tono.
- Padres que exigen amabilidad y ternura de sus hijos, pero ellos son ásperos entre ellos.
Y esto por dar ejemplo de lo más básico en la relación padres – hijos.
Papá pasa el día abrazando y besando a mamá. (Co. 3:19)
El papel que Dios asigna al esposo es el de cuidar y proteger a su esposa. Esto no tiene que ver solo con ser el proveedor de su casa, implica también demostrar a sus esposas un amor lleno de afecto fiel y tierno.
Papá, es contigo, sé afectuoso con tu esposa frente a tus hijos, abrázala, bésala. Ofrécele agua cuando lleve mucho tiempo cocinando, lavando, limpiando. Tómate un momento y dale un masaje en los pies. Tú la conoces muy bien pues te dedicaste a enamorarla antes de ser tu esposa, tú sabes lo que la hace sentir amada. Recuerda, ella será tu compañera de camino hasta que te mueras.
Enséñales a tus hijos el valor de su mamá en el hogar y el amor con el que se le debe tratar.
Mamá hace todo lo que le dice papá. (Co. 3:18)
El papel que Dios asigna a la esposa es el de honrar y afirmar el liderazgo de sus esposos y ayudarlos a ejercer su función en la familia. No se trata de una rendición absoluta de su voluntad, porque Cristo es la autoridad absoluta, no su esposo.
El aceptar su lugar bajo el orden constituido por Dios le permitirá a la esposa cumplir con amor su rol.
Mamá, esto es contigo, no contradigas frente a tus hijos las decisiones de tu esposo, si es de dar una opinión contraria hazlo a solas con él. Sé amorosa con tu esposo al hablar. Pide su opinión antes de otorgar algún permiso o ejecutar una decisión familiar. Tu esposo debe ser tu guía, Dios lo diseñó para eso. El ser amorosa en tu trato también debe ser una característica esencial en ti como esposa.
Enséñales a tus hijos el valor de su papá y el respeto con el que se le debe tratar.
Estos papeles no los seleccionan los casados, tampoco se asignan de acuerdo a la cultura en la cual viven, sino que son dispuestos por Dios como un medio a través del cual se manifiesta la vida de Cristo en la tierra, recordemos que toda sumisión y obediencia la debemos a él.
Por Omarlis de Tapisquen
Hermana excelente
ResponderEliminarEs muy dificil el rol de esposa el real el q dispuso nuestro Diios pero una vez entendido y en la obediencia a Dios ,como nos podemos gozar , Dios te bendiga
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