Ir al contenido principal

Madres egoístas, hijos…

Una mañana salí a hacer unas diligencias y al regresar a casa iba en una unidad de transporte público, a mi lado se sienta una señora con una niña; la niña venía con una carita muy agotada y la señora se veía igual; la señora pide una teta (helado) y para mi sorpresa no era para la niña, la señora se comió el 95% del helado y fue cuando le dio las sobras a la niña; de la misma forma la vi comerse un golfeado enterito sin siquiera ofrecerle a la niña un poco, no puedo describirles la cara de la niña mientras transcurría lo relatado. Dentro de mí no podía entender como una madre podía hacer ese tipo de demostraciones tan egoístas.

Una verdad innegable

El corazón del ser humano está lleno de deseos propios y esta verdad alcanza aún a las madres. Quizá esa persona haya tenido una mamá que no se preocupaba por ella o quizá no tuvo una mamá, pero lo cierto es que nuestras acciones no se pueden justificar por lo que otros hayan marcado o dejado en nuestras vidas, solo nosotros somos los responsables de las palabras que emitimos y de las acciones que obramos.

De igual manera nuestros sueños de ser grandes profesionales, de tener libertad de hacer con el tiempo y con el sueño como queramos, de ser deportistas y emprendedoras muchas veces nos llevan a mostrarnos egoístas con nuestros hijos. Es difícil aceptar en muchas ocasiones que el bienestar de nuestros hijos requiere sacrificios de nuestra parte.

Proverbios 31:15,20 nos presenta a una madre que se desvela por el bienestar de los suyos, no solo lo hace por sus hijos, también vela por su esposo y por los que trabajan con y para ella. Además esta mujer se desprende de lo que tiene para ayudar al que lo necesita ya sea familia o externo.

Como madres procurar el bienestar de los nuestros se vuelve prioridad, lo que nos lleva a dormir menos, trabajar más, ser más sacrificadas. Esta labor también requiere de mujeres fuertes, sabias e inteligentes, esforzadas, con templanza y un corazón lleno de mucho amor, mujeres dispuestas a llenarse de paciencia y voluntad.

Conozco muchas madres que son el lado contrario del caso descrito en la introducción. Son mujeres que literalmente se han quitado la comida de la boca para dársela a sus hijos. Son mujeres que venden, hacen, buscan y se las inventan para tenerle seguras las tres comidas a sus hijos y para los de su familia. También me he visto en ese espejo donde estamos tan hambrientas y tan cansadas, que lo único que provoca es ser egoísta y no pensar en la necesidad de los que nos rodean, pero es allí donde Jesús me ayuda a desechar esa actitud egoísta de mi corazón y cambiarla por una actitud de generosidad.

Cuando nos encontramos en esos momentos contamos con un Dios que es misericordioso y nos guía al arrepentimiento de nuestra maldad y a la dadivosidad hacía nuestros hijos y esposos.

Cuando Cristo es nuestro tesoro, nuestros hogares rebosan en amor, gracia y una plena dependencia del Espíritu Santo. Nuestras necesidades son satisfechas, y con ellas las necesidades de los nuestros. El egoísmo se aleja de nuestro corazón y le damos cabida a la generosidad.

¿Me sacrificaré por mi hijo hoy?

Desde ese momento comprendí que cada día debemos tomar una decisión: sacrificarnos por nuestros hijos o hacer las cosas para nuestro propio bienestar y placer.

Cada día tendremos que elegir qué hacer con el tiempo, con el dinero, con los recursos, con el descanso, con el sueño y es donde nuestra naturaleza espiritual debe sobreponerse a nuestra naturaleza carnal. Dejar el egoísmo del “yo” y colocar por encima el bienestar de los nuestros.

Querida mamá, ¿te has encontrado en alguna situación donde debes sacrificar lo que deseas por el bien de los que te rodean? Pues no dudes en escoger el sacrificio, es la mayor muestra de amor que hemos visto en Jesús y que podemos imitar. Si te encuentras en el otro lado de este reto, tranquila, Dios puede darnos sabiduría y el amor que necesitamos para elegir el bienestar de los nuestros por encima del placer propio. La dadivosidad es un reflejo de una mamá que ha nacido de nuevo.


Por Omarlis de Tapisquen

Comentarios

  1. Personalmente creo q nosotros los padres tenemos una cuota muy grande de lo q seran nuestros hijos a futuro pero el egoismo no deja ver esa responsabilidad a muchos papa y mama, la crianza de los hijos cada dia se ve mas deteriorada,y disminuidad a solo el ejercicio de darle alimento, me encanta tus reflexiones

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Así mismo es estimado lector. Los hijos pueden llegar a ser un mal reflejo de los padres. Nuestra responsabilidad va más allá de solo darles lo que materialmente necesitan. Dios nos ayude!! Gracias por leer mis artículos.

      Eliminar
  2. Ame Omarlis. Dios nos ayude. Solo con Él podremos lograrlo, solo con Él. Te bendigo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

¿Qué estás haciendo con los sueños de tus hijos?

Algo que sin duda tienen nuestros hijos son sueños, algunos más raros que otros, unos más realizables que otros, unos más serios que otros, pero todos sueñan con ser o lograr algo. Recientemente vi una película llamada vuela alto, y en resumidas cuentas trata de un muchacho que desde niño creyó que podía participar en las olimpiadas, y nunca se dio por vencido, tuvo a su lado un padre incrédulo, a pesar de que siempre estuvo allí, y una madre que no dejó de creer en él – aunque no era el mejor – y esto me hizo hacerme esta pregunta ¿qué estoy haciendo con los sueños de mis hijas? Los padres somos responsables de estas pequeñas vidas que se nos han prestado, y no solo debemos cuidar su bien físico, también debemos velar por sus mentes, corazón y espíritu. Entonces ¿cómo cuidamos los sueños de nuestros hijos? Debemos cuidar como nos referimos a los sueños de nuestros hijos . Muchas veces como padres, ya adultos y con un gran camino recorrido, sabemos que hay sueños que nuestros

No Soy suficiente… ...Sin Cristo en mí

Esta es una verdad que debo recordarme a diario (es muy fácil creer que puedo con todo). Este mundo nos dice «Sí mamá, eres una guerrera» «puedes con eso y más» «eres una mujer valiente y empoderada» «puedes hacer lo que sea» y muchas cosas parecidas, y caemos en esa trampa del enemigo al prestar nuestros oídos, sí, ¡es una trampa! Porque detrás de estas frases tan alentadoras se encuentra una sola verdad «Soy suficiente, no necesito de Cristo para esto, yo puedo sola» entonces comenzamos -muchas veces sin analizarlo profundamente- a creer más en nuestras fuerzas que en lo que Jesús puede y desea hacer en y por medio de nosotras. ¡ El Evangelio es suficiente! Y yo puedo ser una mujer, una esposa, una madre, una sierva suficiente por medio del trabajo de Cristo en mi vida a través de su evangelio. Esta es una verdad alentadora y retadora para la mujer de hoy en día que desea vivir; agradando a aquel que le ha llamado y escogido para él, en medio de un mundo lleno de satisfacc

¿Que voz estas escuchando?

Estás en casa, el sonido del televisor, los niños jugueteando, la música de los vecinos al fondo. Sales a la calle, cada joven con una corneta y una música diferente, cada local comercial con su propia música y una más alta que la otra, las unidades de transporte con la música a todo volumen; se hace imposible escuchar tus propios pensamientos. ¿No te pasa que muchas veces quieres escuchar el silencio por un momento? Es una realidad, siempre estamos escuchando algo o a alguien. Debido a que siempre estamos expuestos a sonidos, es muy difícil saber que escuchar; hay tantas voces a nuestro alrededor que se puede volver imposible saber cuál es la correcta y seguirla. Estas voces luchan por ser escuchadas. Tenemos la voz de nuestro yo. Esta es la voz que desde hace muchos años está deseando y luchando por salir a flote y en estos tiempos se ha hecho más audible. Es la voz por la que muchas mujeres han peleado por años. Y es que merecemos ser escuchadas ¿no? Tenemos buenas ideas, tenem