¿Es esto verdadero? ¿Has pensado que por esa razón tu hijo no necesita que le prediques del Evangelio? O por el contrario te preguntas ¿Cómo le transmito fe a mi hijo?
Pues sea cual sea
tu posición al respecto no dejes de leer este escrito para juntas comprender lo
que la Palabra de Dios nos dice sobre este tema.
Lo primero que
debemos aclarar es qué significa, pacto y promesa; ya que muchas de nuestras
dudas emergen por lo dicho por los apóstoles en Hechos 16:31 NTV “Ellos le contestaron. —Cree en el Señor
Jesús y serás salvo, junto con todos los de tu casa.” Muchos consideran que
aquí se encuentra una promesa y por eso nos encontramos a muchos padres
cristianos que dicen «si yo creo, mis
hijos son salvos, porque están bajo la promesa»
Definamos:
Pacto: En hebreo diatheke y en los términos bíblicos significa,
una obligación asumida por una sola persona (Dios).
Promesa: En hebreo epangelia y en los términos bíblicos
significa, un compromiso a hacer o a dar algo.
Para nosotros normalmente la palabra
pacto denota una obligación que se asume entre dos personas, pero en los
términos bíblicos podemos observar que significa algo diferente. Dios establece
pactos con su pueblo como la forma para relacionarse con ellos. Esto no depende
de lo que nosotros hagamos sino de que Dios nos ha hecho participar de su pacto.
Un ejemplo del pacto de Dios para con nosotros es el lavamiento de nuestros
pecados con el sacrificio de Jesús en la cruz del calvario.
Una promesa también es un compromiso
asumido por una persona, algunas veces guiado por la acción de otra persona o
simplemente por razones propias. Si este es nuestro concepto de promesa
entonces ahora podemos contrastar con lo relatado en Hechos 16:31.
Este suceso se relata en el contexto
de un encarcelamiento; el de Pablo y
Silas, un hecho sorprendente; se
abren las puertas de las celdas y se caen las cadenas de las manos de los
presos, una pregunta ¿Qué debo hacer
para ser salvo?, y una sencilla respuesta: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. ¿Quiere
decir entonces que la fe del carcelero fue quien salvó a todos los de su
familia? No, la fe en Jesús lo hizo. Esa es la promesa que tenemos en Jesús, si creemos en Él seremos salvos (Jn.
3:16). El capítulo continua diciendo: “Y
le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.”
Es decir, cada uno le fue dada la convicción de arrepentimiento para creer en
Jesús cuando escuchó el mensaje de salvación que les estaban anunciando.
Como madres y padres, tenemos un
llamado preciso a predicar el evangelio a nuestros hijos. Muchas veces no
valoramos la oportunidad que nos ha sido dada de poder enseñar el evangelio a
diario, desde que abrimos nuestros ojos en la madrugada hasta que los cerramos
en la noche. Y sentimos que nuestros dones se están desperdiciando en casa
cuando podríamos estar predicando y enseñando a otros lo precioso de las buenas
nuevas que hemos recibido en nuestros corazones. Pero allí están nuestros
hijos, siendo ganados por las tantas actividades que les ponemos a hacer, por
el televisor, por las redes sociales y los aparatos tecnológicos, y nosotras
perdiendo hermoso tiempo de poder predicar, enseñar y transmitir la fe a
nuestros preciosos regalos de Dios (Dt. 6:6-9).
Mamá que lees este escrito y estabas
de forma errónea pensando que tu hijo era salvo porque tú eres cristiana pero
no dedicas tiempo en enseñarle su condición de pecado y el por qué debe creer
en Jesús, lo que él vino a hacer y lo que le promete a los que creen en él, te
invito a que recapacites y comiences a asumir tu rol de evangelista de tu
hogar, de tu familia, para que Dios tenga misericordia y extienda su gracia
sobre ellos.
Nuestros hijos vienen al mundo siendo
pecadores y por naturaleza hijos de ira. Pero Dios nos ha regalado la preciosa
oportunidad de instruirles en su palabra. ¡Ánimo tu hijo necesita que le
expongas con palabras y hechos las buenas nuevas de Salvación!
Por Omarlis de Tapisquen
Comentarios
Publicar un comentario