Ir al contenido principal

Paz, cuan dulce paz


En la casa donde hay niños pequeños pareciera que la paz es imposible. Siempre hay discusiones, peleas, gritos, llantos, acusaciones, amenazas. Siempre me recuerdo en medio de momentos estresantes en el hogar, sobre todo con mis hijas, «paz, Omarlis su dulce paz» Pero ¿qué es la paz?

Jesús en Juan 14:27 dijo a sus discípulos «Les dejo la paz. Es mi propia paz la que les doy, pero no se la doy como la da todo el mundo. No se preocupen ni tengan miedo.» ¿A qué paz se refería Jesús que nos dejaba? Lo primero que podemos ver acá es que existen dos clases de paz. Una que da Jesús y otra que da el mundo. También podemos observar que hay dos formas de recibir la paz. Jesús les dice a sus discípulos que su paz no es como el mundo la da.

Observemos aspectos del contexto en el que Jesús habla de su paz a sus discípulos:

*Jesús viene mostrándose a sus discípulos como el camino para llegar a Dios. (v.6)

*Jesús enseña que él es uno con el Padre. (v.11)

*Jesús está preparando a sus discípulos para dejarles físicamente. (v.2-3)

*Jesús les habla sobre El Consolador (Espíritu Santo) (v.26)

Jesús conocía todo lo que iba a suceder cuando él finalizara su misión en la tierra, es por eso que les habla a sus discípulos de paz. Él sabía lo que vendría después y todo lo que sufrirían a causa de su nombre.

Veamos entonces algunas características de la Paz de Jesús:

*Sólo Jesús puede darla.

*Es una paz diferente.

*Aleja la preocupación y el miedo.

Jesús estaba preparando a sus discípulos para todo lo que iban a vivir por causa del evangelio; las angustias, las persecuciones, los insultos y hasta la muerte. Pero él les estaba garantizando que si confiaban en Él a pesar de todas estas cosas que pudieran atravesar, podían gozar de paz.

Muchas veces como cristianos creemos que podremos encontrar paz en las cosas “seguras” que nos ofrece el mundo. Creemos que podremos encontrar paz si estudiamos y obtenemos una profesión digna de sostener a una familia. Creemos que podremos encontrar paz si obtenemos un trabajo muy bien remunerado. Creemos que podremos obtener paz si nos casamos con la persona correcta para nosotros. Sin dudas ésta es la clase de paz que Jesús habla que el mundo da. Una paz momentánea, una paz superficial, una paz subjetiva y pasajera.

El poder gozar de la paz de Jesús implica en nuestra vida:

*Una búsqueda constante de Dios en su palabra. 

*Una vida incesante de oración.

*Un desarrollo pleno de dependencia de Dios.

*Una aceptación de la soberanía de Dios.

La paz de Jesús abarca cada esfera de nuestras vidas. No solo la podemos disfrutar cuando somos perseguidos, rechazados o vituperados por su nombre. La paz de Jesús está en nosotros cada día de nuestras vidas, aún en las cosas más pequeñas y cotidianas que atravesamos cada día.

Podemos sentir la paz de Jesús

*Cuando nuestro conyugue no cumple su rol

*Cuando nuestros hijos son desobedientes

*Cuando en casa no hay el dinero suficiente

*Cuando padecemos alguna enfermedad

*Cuando se nos muere algún ser querido

*Cuando nos parece estar al borde de la locura

Entonces, ¿es posible sentir la paz de Jesús en medio de la agotadora maternidad? Déjame decirte que sí. Sí es posible porque la paz que nos brinda Jesús, la ganó él en la cruz y no depende en nada de las circunstancias externas que nos rodean. El sacrificio de Jesús en la cruz del calvario ganó la paz de ser aceptos delante de Dios Padre al reconciliarnos con Él. Esta esperanza de salvación es la que debe inundar nuestros corazones y vida de su paz. El sabernos aceptos delante del Padre nos debe ayudar a gozarnos en medio de las pequeñas aflicciones que vivimos en el matrimonio, en la maternidad, en el ministerio.

Quisiera compartirles una porción escrita del himno que viene a mi mente en los momentos donde como mamá me siento turbada, para así recordar la paz que Jesús ganó para mí en la cruz:

“En el fondo de mi alma hay una dulce quietud

Se difunde embargando mi ser

Es una calma infinita que solo podrán

Los amados de Dios comprender

Paz, paz, cuán dulce paz

Es aquella que el Padre me da

Yo le ruego que inunde por siempre mi ser

En sus ondas de amor celestial”



Por Omarlis de Tapisquen 
 


Comentarios

  1. Hola Oma!!!
    Hoy por primera vez leí un artículo de tu blog. Gracias por invitarme a participar de lo que Dios te está dando de Las Escrituras, en tu andar diario en la fe y el ministerio.

    A veces tiendo a hacer más énfasis en lo externo en mi vida como creyente, muchos creo que padecemos esa deficiencia en el carácter. Y al leerte hoy tuve la sensación de estaba ante una verdad más íntima, más de dentro que de fuera.

    Mientras que la alegría es para mi un sentimiento exterior, la paz es un contentamiento interno que viene cuando experimento que todo está bajo control. No voy a tener paz si hay pecado o temor en mi corazón. Pero cuando mi vida está limpia de pecado y confiada, caminando en el Espíritu, tengo paz. Nunca debo permitir que alguien o algo me priven de Su paz. Necesito abrazarme con todo mi ser a ella.

    Los padres, las madres, los hijos necesitamos saber y experimentar cotidianamente este tipo de paz que sobrepasa todo entendimiento, que guarda nuestros corazones en Cristo Jesús.

    Oma... permíteme darte una palabra de gratitud y de ánimo. Persevera en lo que haces. De esta manera no solo prestas atención a las enseñanzas de la sana doctrina, sino también das testimonio en tu vida personal a cada hombre y mujer, que Dios quiere y puede darnos Su victoria y Su paz en la sencillez de nuestros hogares.

    Porfa, cuando escribas me permites saberlo para seguir aprendiendo y nutriendo a mi familia con lo que Dios te ha dado para nosotros.

    *Nota: Me encanta ese himno. Es de mis favoritos.

    Nuestro Señor te bendiga
    Te amamos.
    Saludos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Me basta solo tu gracia

Palabras de aliento en medio del dolor:  Un día te levantas y sin saberlo ese día cambiará tu forma de percibir la gracia de Dios. Quizá has tenido destellos de la gracia de Dios, pues te ha salvado del poder del pecado, te da esperanza de una eternidad con Él pero hacía falta experimentar algo más. Al día siguiente te despiertas y te sientes diferente. La ilusión no está, ya no hay remedio, todo está dicho y no hay nada que se pueda hacer. Puede ser que llegó la noticia de un terrible accidente que te dejó sin familia. O tal vez una grave enfermedad con la que tu familia ha estado luchando termina llevándose los mejores años de tu hijo. O sencillamente te dicen que ya tu bebé no crece dentro de ti y aunque tu deseo de ser mamá otra vez es fuerte tu cuerpo no lo es para soportarlo. Situaciones como estas o similares, pueden sucedernos y dejarnos sin aliento en medio del proceso, pero hoy quiero compartirte que así como esa situación vino para hacerte sufrir también vino para ...

Afirmando a nuestros hijos

Una de las cosas que marcan con mayor facilidad el corazón de una persona son las palabras que se dijeron (o no se dijeron) en su niñez. Las palabras como dice Proverbios 12:6 “…tienen el poder de destruir o edificar"; estamos claros que no se trata del poder de hacer que se hagan las cosas que decimos, es el poder de 《 destruir o edificar 》 esto nos lleva a 2 preguntas ¿destruir o edificar a quien? ¿Qué uso le estoy dando a mis palabras?. En el ámbito de la crianza, las palabras son sumamente importantes al momento de afirmar a nuestros hijos. Cuando sabemos usar nuestras palabras para alentar, animar, corregir en amor, apoyar, calmar, estamos afirmando el espíritu y el corazón de nuestro pequeño. Así como usar nuestras palabras para ofender, manipular, ridiculizar, menospreciar, daña y contrista el espíritu y corazón de nuestros hijos. Pero existe un peligro al momento de afirmar a nuestros hijos, y si no conocemos el riesgo fácilmente podríamos caer en el. ¿Qué estás afirma...

¿Que voz estas escuchando?

Estás en casa, el sonido del televisor, los niños jugueteando, la música de los vecinos al fondo. Sales a la calle, cada joven con una corneta y una música diferente, cada local comercial con su propia música y una más alta que la otra, las unidades de transporte con la música a todo volumen; se hace imposible escuchar tus propios pensamientos. ¿No te pasa que muchas veces quieres escuchar el silencio por un momento? Es una realidad, siempre estamos escuchando algo o a alguien. Debido a que siempre estamos expuestos a sonidos, es muy difícil saber que escuchar; hay tantas voces a nuestro alrededor que se puede volver imposible saber cuál es la correcta y seguirla. Estas voces luchan por ser escuchadas. Tenemos la voz de nuestro yo. Esta es la voz que desde hace muchos años está deseando y luchando por salir a flote y en estos tiempos se ha hecho más audible. Es la voz por la que muchas mujeres han peleado por años. Y es que merecemos ser escuchadas ¿no? Tenemos buenas ideas, tenem...