Algo que sin duda tienen nuestros hijos son sueños, algunos más raros que otros, unos más realizables que otros, unos más serios que otros, pero todos sueñan con ser o lograr algo.
Recientemente vi una película llamada vuela alto, y en
resumidas cuentas trata de un muchacho que desde niño creyó que podía
participar en las olimpiadas, y nunca se dio por vencido, tuvo a su lado un
padre incrédulo, a pesar de que siempre estuvo allí, y una madre que no dejó de
creer en él – aunque no era el mejor – y esto me hizo hacerme esta pregunta
¿qué estoy haciendo con los sueños de mis hijas?
Los padres somos responsables de estas pequeñas vidas que se
nos han prestado, y no solo debemos cuidar su bien físico, también debemos
velar por sus mentes, corazón y espíritu.
Entonces ¿cómo
cuidamos los sueños de nuestros hijos?
Debemos cuidar como nos referimos a los sueños de
nuestros hijos. Muchas veces como padres, ya adultos y con un gran camino
recorrido, sabemos que hay sueños que nuestros hijos pueden tener que realmente
son inalcanzables por diversos factores, pero esto no nos da la autorización
para ser crueles con ellos. Debemos ser muy cuidadosos de cómo les llevamos a
la realidad sin causar daños emocionales a sus corazones y espíritu. Debemos
tener cuidado de cómo le contamos a otros acerca de esos anhelos de nuestros
hijos pues nuestra lengua realmente tiene el poder para destruir el espíritu de
los que nos escuchan. Sé realista pero no cruel con respecto a los sueños de
tus pequeños o no tan pequeños. ¿Quién te dice que no ha sido Dios mismo que ha
puesto ese deseo en su corazón?
Debemos ser los primeros animadores de nuestros pequeños.
Qué difícil es estar rodeado de gente que se supone que te ama pero son
expertos en pisotear tus sueños. Los padres son los primeros patrocinadores de
los sueños de sus hijos. Aunque no lleguen muy lejos, aunque no tengan todas
las habilidades necesarias, tú como padre debes estar allí con palabras sabias
para fortalecer el espíritu de tu hijo. No hay otra persona que deba estar más
dispuesta a guiar y encausar los sueños de nuestros hijos que nosotros, sus
padres. Si estamos presentes en los sueños de nuestros hijos es muy probable
que sus oídos se inclinen con más obediencia a nuestros consejos y tomen en
cuenta nuestras enseñanzas para sus decisiones.
Como padres debemos saber encausar estos sueños hacia Dios. Recordemos que todo anhelo de nuestro corazón encontrará plena satisfacción solo en Cristo y también así con nuestros hijos. Por esto amados padres, no espiritualicemos los sueños de nuestros hijos. No solo los sueños sagrados (tener un ministerio dentro de la iglesia local, ser un misionero, ser un maestro o pastor) tienen el fin de glorificar a Dios. Si tu hijo sueña con ser un gran científico, un gran inventor, un brillante escritor, un excelente deportista, es tu deber como padre enseñarle a glorificar a Dios con ello. Pablo le dice a Tito en Tito 1:15 “Todo es puro para los de corazón puro...” Enseña a tus hijos a amar lo sagrado pero también a ver a Dios en medio de lo secular. Si su corazón es puro, santo y agrada a Dios, todo sueño que logre alcanzar tendrá el mismo fin «Glorificar a Dios».
Por Omarlis de Tapisquen
Exelente amiga. ❤️ Dios nos ayude a ser buenos padres que guíen, y den esperanza a sus sueños y corazones, todo centrado en Glorificar a Dios.
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