Esta es una verdad que debo recordarme a diario
(es muy fácil creer que puedo con todo).
Este mundo nos dice «Sí mamá, eres una guerrera» «puedes con eso y más» «eres una mujer
valiente y empoderada» «puedes hacer lo que sea» y muchas cosas parecidas,
y caemos en esa trampa del enemigo al prestar nuestros oídos, sí, ¡es una
trampa! Porque detrás de estas frases tan alentadoras se encuentra una sola
verdad «Soy suficiente, no necesito de
Cristo para esto, yo puedo sola» entonces comenzamos -muchas veces sin
analizarlo profundamente- a creer más en nuestras fuerzas que en lo que Jesús
puede y desea hacer en y por medio de nosotras.
¡El
Evangelio es suficiente! Y yo puedo ser una mujer, una esposa, una madre,
una sierva suficiente por medio del trabajo de Cristo en mi vida a través de su
evangelio.
Esta es una verdad alentadora y retadora para la
mujer de hoy en día que desea vivir; agradando a aquel que le ha llamado y
escogido para él, en medio de un mundo lleno de satisfacción propia.
¿Cuándo recuerdo esto? Cuando las quejas de mi
esposo me llevan al tope, cuando la continua desobediencia de mis hijas me
hacen flaquear, cuando mi dominio propio se extingue de mis palabras y
acciones, cuando en mí se libra una lucha campal entre lo que debo hacer para
agradar a Dios y lo que mi naturaleza pecaminosa desea hacer para agradar a mi
carne y termino cediendo a lo carnal. Pero ¿debería esperar hasta allí para
recordarlo? No, por supuesto que no, pero hay límites a los que Dios nos lleva
porque necesitamos rendirnos por completo y no lo haremos sino pasamos por esa situación
en especial.
Una manera de luchar contra estas amenazas en el
crecimiento de nuestro carácter es como nos dice en Romanos 12:1-2 (NBLA) Por tanto, hermanos, les ruego por las
misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio
vivo y santo, aceptable a Dios, que es el culto racional de ustedes. Y no se adapten a este mundo, sino transfórmense
mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de
Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto.
·
Lo primero es presentar nuestros cuerpos en
sacrificio a Dios. Una búsqueda
constante de Dios por medio de su palabra, cada día, venciendo nuestro estado
de ánimo y disponiendo nuestro corazón a lo que en intimidad nos quiere revelar
el Padre por medio de su Espíritu Santo en nosotros.
·
Lo segundo es no adaptarnos a este mundo. Debemos evaluar si la base para nuestra toma de decisiones,
de nuestra conducta, de nuestra cosmovisión está fundamentada en la Palabra de
Dios o en filosofías e ideologías de este mundo.
·
Lo tercero es transfórmense mediante la
renovación de la mente. Una renovación implica no solo llenar nuestra
mente con la Palabra de Dios sino también vaciarla de los pensamientos que no
van de acuerdo con ella. Es un cambio de 180 grados. Cuando la mente se renueva
en Cristo, nuestras palabras y acciones reflejarán su verdad y tendremos la fuerza
de su Espíritu para luchar con esos sentimientos que no van conforme a su
voluntad.
El Evangelio no es solo para ser salvos y esperar
la vida eterna, también es para vivir entre una cosa y la otra, ese evangelio
nos hace suficientes en Cristo Jesús mientras esperamos la completa
transformación de nuestro ser.
La próxima vez que pienses que eres suficiente en
-coloca el ámbito- hazte la siguiente pregunta:
¿Lo soy en mis fuerzas o por Cristo en mí?
Aliento para el alma:
Con Cristo he sido crucificado, y ya no
soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo
por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Gálatas 2:20
Comentarios
Publicar un comentario